jueves, 22 de octubre de 2009

como cuando pastel de queso con fresas

cruzó la plaza caminando lentamente, contando los pasos uno a uno, viendo sus tenis color arena hasta que llegó al lugar, entró solo y con miedo pero en confianza como si conociera a todos, "mesa para una persona por favor" se dirigió al fondo, se quitó la mochila de sus espaldas y se sentó, vió la carta un momento y ordenó, "café descafeinado y pastel de queso con fresas por favor" por favor se había convertido en su frase preferida de ese día, se dio cuenta de que servía mucho para recibir el mismo trato, llegó el café, vació en él la crema y dos sobres de sustituto de azúcar, no llevaba prisa, afuera ya hacía un poco de frío y el lugar se encontraba vacío, lentamente comenzó a agitar su café, dio un sorbo, luego otro, hasta que comprobó que estaba en el punto exacto para beber casi de golpe, cerró los ojos y lo disfrutó más que nada en ese momento, a lo lejos las pocas personas sentadas en mesas distantes se le quedaron viendo, él no sintió las miradas, siguió con la rutina del café como si llevara haciéndolo toda la vida, recordó amistades, lugares lejanos, pláticas, risas, llantos, historias, comentarios, tareas, tristezas y evocó el mismo lugar en otra ciudad sentado a lado de personas conocidas, terminó su café llegó el pastel ansiado, tomó el tenedor y comenzó a comer la jalea de fresa que se encontraba derramada en el plato, volvió a cerrar los ojos, no pensó en algo, sintió el sabor pasando por su lengua y luego su garganta, abrió los ojos mientras una señora lo observaba casi sonriendo desde otra mesa, él se apenó pero no interrumpió su ritual, pidió otro café, más crema, más sustituto de azúcar, sintió el olor a fresas, el olor a descafeinado, el olor a comida, el olor a limpio, el olor a perfume femenino, el olor a todo, volvió a mirar a su alrededor, el lugar estaba igual que cuando había llegado, el reloj avanzó lentamente, el café se fue consumiendo, el pastel fue disminuyendo y sus recuerdos fueron aumentando mientras que el lugar que él había evocado en otra ciudad regresó...

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