jueves, 22 de octubre de 2009

solitudine...

solitudine è il gioco nel che posso ascoltare la mia voce mentre la mia vita pasa senza te...

como cuando sabes y no sabes

ella ansiaba las horas sentada frente a su computadora como si aquella rutina fuera de toda la vida... él lejano hacía lo mismo... como si el pensamiento de ambos estuviera unido por un gran océano al que le temían desde la partida... ella nunca dejaba de pensarlo... él sentía la necesidad de arreglar lo que había dejado inconcluso... ella nerviosa confiaba cada día en él... él sentía mariposas en el estómago cada vez que ella daba muestras de ello... ella sabía que por algo habían pasado las cosas y esas horas frente a su computadora se convertían en segundos... él sabía que el destino era su mejor aliado y llegó a odiar al tiempo y a la distancia... ella conocía cada uno de los movimientos de él como si lo tuviera a un lado... él conocía los pensamientos de ella como si viviera en su cabeza... o en su corazón... los dos se dejaron llevar sin saberlo por una larga lista de conversaciones desesperantes a través de un gran océano que en realidad no existía... ella lo pensó tal como lo había soñado... él la soñó tal como la había pensado... ella terminó por darse cuenta que lo necesitaba más de lo que pensaba... él terminó por darse cuenta que la pensaba más de lo que creía... ellos sabían que la distancia era grande... ellos sabían que la distancia unía... ellos sabían que ese gran océano los desesperaba, los hacía impacientes pero a la vez ansiosos por verse cara a cara en un tiempo no muy lejano cerca el uno del otro sin océanos inexistentes y conversaciones escritas... ellos sabían... ellos querían saber... ellos ya ni siquiera sabían cuáles eran sus nombres...

como cuando pastel de queso con fresas

cruzó la plaza caminando lentamente, contando los pasos uno a uno, viendo sus tenis color arena hasta que llegó al lugar, entró solo y con miedo pero en confianza como si conociera a todos, "mesa para una persona por favor" se dirigió al fondo, se quitó la mochila de sus espaldas y se sentó, vió la carta un momento y ordenó, "café descafeinado y pastel de queso con fresas por favor" por favor se había convertido en su frase preferida de ese día, se dio cuenta de que servía mucho para recibir el mismo trato, llegó el café, vació en él la crema y dos sobres de sustituto de azúcar, no llevaba prisa, afuera ya hacía un poco de frío y el lugar se encontraba vacío, lentamente comenzó a agitar su café, dio un sorbo, luego otro, hasta que comprobó que estaba en el punto exacto para beber casi de golpe, cerró los ojos y lo disfrutó más que nada en ese momento, a lo lejos las pocas personas sentadas en mesas distantes se le quedaron viendo, él no sintió las miradas, siguió con la rutina del café como si llevara haciéndolo toda la vida, recordó amistades, lugares lejanos, pláticas, risas, llantos, historias, comentarios, tareas, tristezas y evocó el mismo lugar en otra ciudad sentado a lado de personas conocidas, terminó su café llegó el pastel ansiado, tomó el tenedor y comenzó a comer la jalea de fresa que se encontraba derramada en el plato, volvió a cerrar los ojos, no pensó en algo, sintió el sabor pasando por su lengua y luego su garganta, abrió los ojos mientras una señora lo observaba casi sonriendo desde otra mesa, él se apenó pero no interrumpió su ritual, pidió otro café, más crema, más sustituto de azúcar, sintió el olor a fresas, el olor a descafeinado, el olor a comida, el olor a limpio, el olor a perfume femenino, el olor a todo, volvió a mirar a su alrededor, el lugar estaba igual que cuando había llegado, el reloj avanzó lentamente, el café se fue consumiendo, el pastel fue disminuyendo y sus recuerdos fueron aumentando mientras que el lugar que él había evocado en otra ciudad regresó...

sábado, 17 de octubre de 2009

como cuando te ves

una vida reflejada en alguien de 60 años... "te pareces a mí de joven" me dijo aquel hombre mientras esperábamos el mismo autobús... "¿gusta un cigarro?" me atreví a decir sin saber qué hacer... "claro, nunca me ha gustado fumar solo" contestó con una sonrisa sin dejar de ver mi cara... saqué la cajetilla de la mochila... "¿ya los hacen con filtro?" me preguntó haciendo referencia a mis cigarros faros... "sí, cuestan $17" dije sin pensar... "igual que los delicados ¿no?"... y moví la cabeza afirmando... no nos despedimos... subimos al autobús y esa escena no la podré olvidar fácilmente...

como cuando rutina

y él sentado frente a su escritorio no pudo diferenciar entre el sonido de su silencio y el del viento que se colaba entre los vidrios rotos de su ventana... ella por su parte no dejaba de tener sueños fríos, mientras la fiebre de la soledad la bañaba de un olor a rosas secas... él pensaba en ella como si fuera la única razón de su llanto oscuro y contaba todos los no regalados ante los ojos cansados y ojerosos de la mujer casi alegre... ella le pensaba entregar la vida entera pero se dio cuenta que era lo único que le quedaba... él adentro sintió por unos segundos un calor relajante que le quebró los huesos de los dedos haciendo que su escritura se precipitara y que confundiera las ideas sin llegar a saber qué era lo que escribía en realidad... ella lo observó por la puerta de cinco lados como si fuera la primera vez que lo hacía pero la última en la que lo vería tan concentrado en algo que definitivamente no la contemplaba... dio media vuelta, caminó lentamente, sus pies hicieron un pequeño ruido que distrajo la concentración de él... ella se percató y contuvo la respiración sin pestañear una vez... el silencio se hizo, el viento sopló delicadamente, ella sólo cerró los ojos y dijo... "la cena está lista" y la rutina volvió a la normalidad...

viernes, 16 de octubre de 2009

tengo

tengo el sentimiento fácil pero las palabras complicadas...
tengo el sueño ligero pero el carácter pesado...
tengo el pensamiento volado pero los pies enterrados...
tengo la mente abierta pero el corazón cerrado...
tengo la cabeza girando pero el cuerpo estático...
tengo el miedo escondido pero la valentía afuera...
tengo los nervios alterados pero la calma tranquila...

como cuando lluvia

la calle comenzaba a despedir un olor a basura de primavera... el sonido del sol alumbraba las casas llenándolas de ese calor de las 9... él comenzó a contar sus cerillos y se dió cuenta de que únicamente encenderían la mitad de su nueva cajetilla de cigarros... del otro lado una voz de mujer inmadura gritaba creyendo que sabía cantar... bajó corriendo las escaleras en espiral que lo separaban del exterior... se sentó con miedo a un lado de la ventana en forma de triángulo y miró a través de las persianas transparentes... "lloverá" fue lo único que dijo desde que se había levantado... transcurrieron dos minutos como si hubieran sido semanas enteras sin hacer nada... él sólo se dejó llevar por el placer de los sabores mezclados ocultos en su refrigerador de dos puertas... al escuchar cómo comenzaban a caer las gotas de lluvia lentamente supo que su presagio no había sido mas que una simple coincidencia lo cual lo puso muy triste... se sentó... abrió más los ojos con lagañas secas y su cabello se mojó sin explicación alguna como si se encontrara afuera bailando en la lluvia... abrió las fosas nasales para empezar a rastrear ese olor que desde media noche había comenzado a percibir... no le espantó, simplemente se puso de pie, abrió la puerta y dió un respiro profundo, como si nunca más fuera a respirar... "orines de gato" dijo... mientras observaba cómo aquel líquido verde escurría por la calle...