domingo, 5 de julio de 2009

como cuando bajaste la mirada

Traté de olvidar que una cosa lleva a la otra, que la vida te puso en mi camino por una razón que aun no se concreta, ni se concretará, por mi falta de fuerza y carácter, no puedo ser como tú que tiene un futuro casi marcado, que sabe lo que quiere, lo que no, que visualiza una vida llenadera, pero en ella no me alcanzas a ver, me gusta la idea de conversar en silencio, de espaldas, lejos, sin decir palabra, que mi silencio lo puedas leer, que mi mirada hable por mi, que nos dejemos llevar por las circunstancias con simples movimientos diarios, los dos en direcciones contrarias, ¿por qué no? Que tu nombre signifique más, que tu risa tímida y tus ojos entrecerrados me platiquen de lo que quieres, no te pienso extrañar, extrañar ayuda a que las personas se sientan más lejanas y solas, yo no estoy solo ni estoy lejano, te tengo cerca, cerquita hablando bajito, lento, sin prisa, mirándonos largo rato, bajando la mirada después de que yo lo hago, imaginando y adivinando lo que ahora ya sabes pero yo no...

como cuando agogogueas

...Kaliman no es precisamente el wey que prepara las kalimochas... y El Santo tampoco es precisamente a quien le rezas... ¬¬ vísteme de Kaliman A Go-Go y vámonos de fiesta...

miércoles, 1 de julio de 2009

como cuando es julio

Sólo hasta que publiqué mi anterior entrada pude volver a recapacitar sobre el hecho de que ya es julio... caray ya estamos más allá de la mitad del año... se me antojó una gran taza de chocolate con un pan dulce...

como cuando microbuseas

Muchas cosas he visto y vivido en los microbuses de esta ciudad, cada persona, cada individuo, cada pasajero que aborda uno de estos vehículos tiene algo diferente que contar, todos parecemos zoombies, a menos de que viajes con algún conocido los demás simplemente son personas apartadas que no interactúan pero que tienen a veces el mismo destino...
-como aquella vez que una señora subió con sus cuatro niños y uno en brazos, nunca supe ni sabré si eran de ella todos...
-como cuando se subió un chavo con su guitarra y éramos escazos cinco pasajeros, lo que no impidió que cantara dos canciones muy bien entonadas diría yo...
-como por la tarde en que un señor de sombrero comenzó a cantar desde su asiento para después recibir de casi todos una moneda...
-como de aquella señora que se le pasó la parada y empezó a decir "Dios santo de mi vida, ¿y ahora qué hago?" en voz alta y casi gritando...
-como hace una semana una chava tomó el microbús al mismo tiempo que yo y de regreso volvimos a coincidir en el regreso...
-como cuando los choferes no hacen la parada cuando se las pides porque el siguiente semáforo está en verde y la verdad no los culpo, hay que aprovechar la circulación vehicular...
-como del jueves pasado que el microbús no tenía dos vidrios y comenzó a llover provocando que me mojara y el asiento libre de mi lado izquierdo se encharcara, cosa que no me molestó, pero a los demás pasajeros que venían parados sí...
-como cuando siempre he observado que los pasajeros se rehúsan, en su mayoría, a ocupar los asientos de la ventana y los que se encuentran justo en las llantas traseras del microbús...
-como de aquella ocasión en que casi me caigo para enfrente del gran frenón que dio el cuidadoso chofer...
-como aquellos choferes que dan gusto que te toquen porque son chidos y siempre tienen un saludo a la hora que te subes...
-como de las mujeres, a quienes admiro, por irse maquillando en pleno viaje a sus trabajos, escuelas o casas...
-como los weyes que se hacen weyes y ocupan los asientos destinados para los discapacitados...
-como los weyes que se hacen aún más weyes para no dar el asiento a las mujeres...

Y así podría seguir enlistado un sinfín de historias que se viven en estos vehículos que al fin de cuentas son de gran necesidad sin importar el buen o mal uso que le den sus choferes, al fin de cuentas, todos vamos al mismo destino, y si no, mínimo sabemos que tomamos la misma ruta para llegar...