Ya es tarde y mi reloj me dice que debo ir a dormir porque hoy ya es otra semana, aunque pareciera que fue ayer que llegué a esta ciudad diferente. Temprano, 7:30, un autobús, dos autobuses, la universidad, caras conocidas, nuevas anécdotas, un proyecto final, el final. Fin de semana de película, de películas, cuatro en total y a pesar de que nunca había visto "Los olvidados" de Luis Buñuel, no me avergüenzo de haberlo hecho a los veintiún años, eso sí, no me lo hubiera perdonado si en la espera por verla hubiese fallecido. Palomitas, refresco, galletas, café, cigarros, cama, descanso, relajación, lluvia y todo se juntó perfectamente para que mi repertorio cinematográfico "creciera" pues ahora me doy cuenta que entre más películas vea me falta mucho por ver. Ya es lunes, san lunes y no me sorprendería si mañana despierto y ya es viernes, los días se han pasado como agua pero aun así a veces recuerdo y extraño familia, amigos, ciudades, climas, comidas, pláticas, pedas y demás. Nuevas experiencias, nuevas vivencias, el destino es sin duda el mejor aliado en todo esto, no me cabe la menor duda.
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