
Y él lo sabía desde el momento en que invitó a la chica de cabello oscuro a tomar un café, “no estoy bien, hace días que necesito aires nuevos, caras nuevas, conversaciones diferentes y lo único que encuentro es lo mismo, a ti” ella no lo veía, su reflejo en el cristal era más importante que aquella plática aburrida, “a veces pienso que debería dejarte” pronunció la chica sin dejar de observarse, “se lo había comentado a ella, yo ya lo sabía” le contestó él con una mirada tranquila y un tono de voz casi nulo que se perdió con la música instrumental del lugar, “necesito espacio y nuevas caras” dijo la chica, “necesito de ti” le respondió él, “necesito encontrarme” subió el tono la joven, “necesito perderme” le pidió él echando la cabeza hacia atrás, “hace meses que te olvidé” afirmó la chica viendo la taza de café igual de llena que hacía veinte minutos, “hace meses que comencé a quererte de nuevo, pero…” se contradijo el joven, “¿qué quieres en realidad?” preguntó ella cerrando los ojos e imaginándolo. “¿Y si mejor jugamos a que nunca te conocí?” resonó la voz varonil y la taza de café de ella comenzó a vaciarse, “tanto tiempo perdido y tantas cosas vividas a tu lado que hasta ahora me doy cuenta y no puedo recapacitar” comenzaba a reclamar la chica mientras limpiaba el resto de labial que había dejado en la taza “¿y si mejor olvido que te vi sonreírme la primera vez que estreché tu mano?” le dijo a él mientras alzaba la mirada al techo, “¿y si mejor olvido que tu mirada me atrapó cuando ni siquiera habíamos cruzado palabra?” ella lo vio y él sólo quedó callado al terminar la frase.
En un momento el mundo pareció quedar detenido y como si las demás personas presintieran lo que más adelante vendría, el silencio y la lentitud del tiempo los rodeó hasta casi matarlos de desesperación. “yo no olvidaré, no puedo, no quiero, no debo, ¿por qué pides algo que no podré hacer?”. Él no dijo palabra, sonrió levemente, pero sin ganas, su mirada se comenzaba a nublar y las manos le temblaban, efecto de las tantas tazas de café que había tomado o de los nervios que le provocaba aquella conversación que parecía no tener sentido. “no olvides, no te esfuerces por hacerlo, el tiempo se encargará de ello, es lo mejor que puedes hacer” agregó el joven mientras su mirada comenzaba a dirigirse a la mesa de un lado, ella por su parte tomó en sus manos la taza de café y bebió de un golpe todo lo que sobraba. “yo olvidaré tan fácilmente todo esto como si nunca hubiera pasado, te lo aseguro” afirmó él y ella lloró por dentro.
“Me tengo que ir” sentenció el chico “ella me espera” la chica sólo volteó a la mesa de un lado y sonrió levemente como si supiera lo que pasaba y sin pensarlo volvió a verse reflejada en el vidrio de la cafetería, “no quiero que conozcas a nadie más, espérame, volveré” él quedó pasmado con esa frase y dijo “olvídame” y ella con voz temblorosa contestó “no podré” y el llanto se volvió externo “sígueme como yo lo hice una vez” gritó la chica con una voz débil que hizo voltear a todos, “no puedo y no debo” recibió como respuesta por parte de su acompañante, ella tomó su bolso y de él sacó algo particular “toma” dijo la joven “¿una paleta?” “sí” “¿qué significa esto?” “por todos los buenos momentos que me hiciste pasar” “pero ¿con una paleta?” “para que cada vez que veas una, te acuerdes de mí y te des cuenta que nunca podrás olvidarme” el joven movió la cabeza y riendo sarcásticamente se levantó de su asiento dejando un billete en la mesa, “lo haré, te olvidaré, por ti y por mí, tengo alguien más que me espera, no te seguiré” los dos se vieron largamente, ella como si quisiera seguirlo, él como si quisiera regresar a su asiento y continuar la conversación, él dio media vuelta y caminó a la entrada, ella lo vio alejarse y llorando supo lo que pasaría, él se detuvo repentinamente y regresó la mirada a la mesa y gritó “nunca te olvidaré” la chica sonrió sin dejar de verse en el vidrio.